mayo 22, 2011

Divide y vencerán

, by Isiriel

Comienza a haber una disgregación entre los propios manifestantes, y sobre todo, muchas críticas a la gestión de las asambleas, que en su mayoría están formadas por los más jóvenes.

Bien, la entrada que iba a escribir iba a ser dando la razón a estas críticas (ej: El Insolente, Enrique Edans..) en cierto que todo el tema de las asambleas se está yendo un poco de la manos, asumiendo una representatividad que no les corresponde, simplemente por el hecho de que no han sido votados para representar a nadie. Desde el propio canal de la acampada (@acampadasol) han dicho que no representan a nadie, sin embargo, en líneas generales parece asumirse que lo que dicen las asambleas son lo que decimos todos, sobre todo a nivel de los medios de comunicación, y esto no es así. También es cierto que en las asambleas se están discutiendo cosas fuera de lugar, que no se corresponden con la realidad del momento ni con lo que verdaderamente tenemos que conseguir ahora. El movimiento, en principio, surgió pidiendo una democracia real, en contra de la partitocracia y la corrupción, y sin embargo, ahora comienza a desviarse a otros puntos que nos dividen y polarizan, pues obviamente, una de las consecuencias de que este movimiento esté integrado por ciudadanos de todo tipo, es que nuestras ideologías y formas de pensar son distintas,  y por eso mismo debemos centrarnos en aquello que nos une.

Como ya he dicho, estoy de acuerdo en que hay que reconducir esto antes de que la pifiemos más (por ejemplo, ha sido un fail lo de intentar tener una especie de propuestas electorales, o lo de comenzar a discutir cosas como el cierre de las centrales nucleares) Sin embargo, hay algo que me mosquea mucho, y es lo siguiente:

Hace tiempo, con todo lo de la crisis, comenzó a hacerse popular aquello de la generación ni-ni, emitiendo en televisión numerosos programas en los que se hacía patente cómo nos rascamos el ombligo. Se dio entonces la idea de una juventud sin ganas de nada y totalmente parasitaria, cuando la realidad, ya se ha visto, no es así. Se nos exigió a los jóvenes más pasión y sentimiento revolucionario, que hiciésemos algo y saliésemos a la calle a protestar. Ellos dijeron y los jóvenes hicimos, hartos de todos los abusos que recibíamos decidimos echarnos a la calle, y por vicisitudes del destino, llevamos una semana acampados. Qué pasa, que para organizarse se comenzaron a hacer asambleas que cada vez han ido a más, y los jóvenes, armados con las ilusiones, las esperanzas, y animados por el ambiente general han empezado a proponer cosas que, como ya he dicho, muchas están fuera de lugar. Sin embargo, creo que las críticas avasalladoras contra las asambleas y los jóvenes irracionales también lo están.

En primer lugar, cuando comenzó todo esto se nos pidió a nosotros que diésemos ideas concretas, propuestas claras y definidas sobre lo que queríamos hacer. Se nos empezó a pedir más cosas de las que se les pide a los partidos: qué pensamos a hacer, cómo lo vamos a hacer, etc Claro, cuando la crisis, la culpa era de nosotros por ser unos vagos, ahora que nos movilizamos es que somos unos perroflautas que no saben lo que quieren, y encima por si fuera poco, nos piden las claves para sacar esto adelante. Se nos preguntó lo que queríamos y nosotros lo dijimos, que no es lo mismo que preguntar cuál es el objetivo común. Diferenciemos entre el deseo y la realidad. Los medios de comunicación no han ayudado a hacer las cosas más fáciles, sino al contrario, y muchos de los mensajes que han llegado a los noticiarios están degenerados y no son el reflejo de nada. Estamos empezando a mezclar entre las utopías que cada uno tiene en la cabeza y el objetivo común que nos movilizó a todos, pero seamos justos, esto no es únicamente culpa de los jóvenes, que muchos ya no saben ni lo que se les pide.

Puede que las asambleas hayan asumido un papel que no les corresponde, pero no debemos empezar a dividirnos los unos y los otros cuando la premisa máxima es común. Ellas no son nuestra voz, pero cada uno no puede ir gritando lo que opina o no se oirá nada entre la algazara. Recordemos que lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa, y sobre todo, tengamos en cuenta que un cambio así no sucede de la noche a la mañana. Las asambleas deben dejar de tratar temas puntillosos que parecen más un programa electoral y centrarse en los principios que nos habían unido inicialmente: reforma de la ley electoral, separación de poderes, tolerancia cero a la corrupción y una mayor transparencia de la gestión pública (y puede que alguna otra cosa que me deje en el tintero,pero podéis ver por dónde va la cosa). El resto sobra.

Un verdadero cambio en la sociedad conlleva años de trabajo. No esperemos resultados inmediatos y no empecemos a señalarnos los unos a los otros. Citando a @jdelacueva, que los reyes sean los padres no ha de impedirnos la ilusión de los regalos.

1 comentario:

  1. efectivamente ....... estoy totalmente de acuerdo contigo.... tenemos que decirlo alto y claro para que esto no se nos vaya de las manos

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