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A veces las cosas son mucho más sencillas de lo que parecen. No sé si nos hemos encasillado nosotros en inferencias lógicas y prototipos de pensamiento, o por el contrario, la sociedad nos ha encasillado nosotros, pero la verdad es que a veces nos gusta complicar de más todo.

Internalizamos las cosas como son, y asumimos que así es como deben ser. Sin embargo, a partir de lo que "es" no podemos inferir lo que "debe ser", porque nos cuadriculizamos. Cierto  es que yo misma caigo en el error de logisizar todo... pero demonios, a veces todo es cuestión de perspectivas. 

Un problema es únicamente aquello que tiene solución. Lo que no tiene remedio no es un problema, porque no hay nada que hacer. Puede que sea de perogrullo, pero es que muchas veces nos dejamos abrumar tanto por la complejidad de las cosas, que nos olvidamos de las verdades sencillas.

Aún así, aún teniendo un problema de dimensiones colosales, a veces lo único que tenemos que hacer es echarle un poco de imaginación. Encontrar soluciones alternativas. No sé, mirar desde otro ángulo los susodichos problemas. De nada sirve que nos atasquemos y frustremos con algo que parece que no tiene salida. ¿No la tiene? Inventémosla. Creémosla. Tenemos el potencial para ello.

¿Sabéis? A veces me aburre tanto mi gris entorno que algún día cogeré un pincel y empezaré a pintar...

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