noviembre 01, 2009

Quis custodiet ipsos custodes?

, by Isiriel


No son pocas las culturas y filosofías que apoyan una visión dual del mundo. Luz y Oscuridad. Bien y Mal. Amor y Odio. Antítesis que si bien se contrarrestan el uno al otro, tampoco pueden vivir por separado. Cómo explicarle el concepto de Luz a alguien que no ha visto nunca la oscuridad, o bien el candor del calor si nunca ha sentido el frío.

Quien pretenda eliminar de este mundo todo lo malo: oscuridad, odio, maldad... no será sino un necio intentando hacer desaparecer de este mundo todo el cambio. Pues sólo una constancia infinita puede hacer que los otros valores, los “positivos”, sean absolutos, y esto provocaría, paradójicamente, que dejasen de existir. 

Por tanto, si es en la medida y en la unión de dos fuerzas opuestas donde encontramos la virtud o la perfección, el hombre también debería intentar acercarse a esa medida. No son justicieros aquellos que sólo poseen amor, justicia y verdad, y que carecen de todo impulso de odio y de maldad, sino al contrario. Aquellos que, conociendo el odio son capaces de sentir, que siendo malvados luchan en nombre de la Justicia, quienes a pesar de toda la corrupción que hay a su alrededor se mantienen (extrañamente) en sus ideales, serán los que se tomarán la justicia por su mano. 

Porque las leyes humanas son necesarias para mantener un orden entre los que no son capaces de controlarse, pero no es Justicia. Cierto es, que las acciones de aquellos que castigarán por su cuenta, podrán ser en algunos casos reprochables. Pero mientras que no se contradigan con ideales de mayor importancia, el fin justificará los medios. Los justicieros no son héroes con una moralidad absoluta... es más, puede que incluso tengan más maldad en su interior que aquellos a los que castigan. Sin embargo, aunque sus acciones estén cerca del “Mal”, no estarán lejos del “Bien”.



Conclusión, escribir la noche de Halloween con la mente en blanco y un gran soponcio encima, no es bueno.

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