abril 04, 2010

Una ilusión. Una sombra, una ficción.

, by Isiriel


El mundo se desdibujaba gris y monótono. No había gente, no había edificios, no había nada salvo un camposanto que se extendía hasta donde la vista alcanzaba. A lo lejos, la Inocencia moría condenada en una hoguera. También se distinguía el vacuo sepulcro de la Imaginación, y la Justicia yacía inerte en el gran Panteón, junto a su hermana la Libertad.

Nada quedaba salvo un viento yerto y un suelo árido que clamaban venganza. No podía moverme, pues las piernas pesaban cual losas de piedra y de repente sentí un gran vacío. La nostalgia de aquello que jamás había sentido, una melancolía que se asía al corazón mortificándolo.

Quise escapar, y mis piernas no se movieron. Quise gritar, y de mi boca no salió nada. Quise llorar, y ni una lágrima resbaló por mi cara. Quise morir... y nada recibí salvo la insufrible tortura de vivir en aquel lugar.

La necrópolis se fue difuminando poco a poco hasta desvanecerse, y quedé encerrada en una oscuridad profunda y abismal. Sin embargo, no duró mucho, pues el sonido de una gran explosión desgarró el silencio en el que me hallaba. Nubes de sangre escarlata aparecieron en el cielo, el aire se embadurnó de un amargo olor a pólvora y los gritos se extendieron por todos los lugares. De improviso me encontraba sumergida en una guerra, pero en ella no diferenciaba ningún bando. No había nacionalismos absurdos por los que luchar, aún cuando todos éramos hombres; tampoco religiones de falsos dioses que predicando la tolerancia condenaban a la muerte a aquellos que pensaban distinto... Lo único que tenían por bandera eran billetes. Billetes verdes, azules, rojos, grandes, suculentos, imponentes... billetes de todos los tipos, billetes de todos los colores y de cualquier religión.

La oleada se tragó lo poco que quedaba de mí, y tuve una sensación de vértigo, como si estuviese cayendo a toda velocidad. Y en aquel viaje a no-se-sabe-dónde vi escenas que iban ascendiendo al ritmo que yo me precipitaba. Vi al Hambre junto a niños esqueléticos y adultos enfermizos que deliraban de inanición. Vi a la Violencia jugando al ajedrez contra la Crueldad en una batalla donde peones, alfiles, reyes y reinas sufrían por igual. Vi a los Ideales ser asesinados brutalmente bajo la mano de la Hipocresía. Y al final de todo... moviendo los hilos del desastre... vi al Hombre.
Me asusté, e intenté frenar la caída, pero ya era tarde...

Desperté con el despuntar del día, con un sudor frío por todo el cuerpo. 
Ya no sabía si aquello había sido una pesadilla, o mi día a día era el sueño en el que caía todos los días.

3 comentarios:

  1. ¡Has vuelto! Ya decía yo que tanta luz en tus posts no podía durar demasiado...

    Saludos desde la luna de you-know-where ^^

    P.D.: Soy Indy, pero me da pereza cambiar de cuenta u_u

    ResponderEliminar
  2. Luz... Eso es lo que veo últimamente en este sitio.

    Luz.

    Son solo aparentes mantos de sombras los que surcan estos cielos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Tristemente cierto... dinero, dinero y dinero. Y el resto de cosas estorban, cavemos ya la tumba para enterrarlo. Y qué hacemos? Resignarnos, tener pesadillas...

    ResponderEliminar